miércoles, 24 de febrero de 2021

DEP Oli


En sexto de primaria nos tocó un viaje a Andalucía. Allá que fuimos los chavales de quinto y sexto del colegio público San Salvador con nuestro maestro José Luis. Pillamos un tren en Tafalla, en Zaragoza cambiamos a un Talgo y pusimos rumbo al sur. Dos semanas con base en Lucena en las que visitamos Córdoba, Málaga, Nerja o Sevilla. Éramos quince críos de Oteiza, otros tantos de un pueblo de Teruel y los mismos de uno de León. Dimos más guerra imposible y nos lo pasamos en grande. De esos viajes que siempre vuelven a la mesa de la cuadrilla en las fiestas o cualquier reunión cuando mentas ésta o aquélla anécdota. 

Uno de los primeros espadas de nuestra expedición era Óliver. Flotaba a dos palmos del suelo de contento en todas las excursiones, y José Luis andaba siempre al tiro para que no se la liáramos aquí o allá. En Sevilla, tras bajar corriendo todas las rampas de la Giralda, nos sentamos exhaustos en una concurrida plaza junto a la catedral. No recuerdo muy bien quién estábamos sentados a la mesa, supongo que Aitor, Julen, Iker, Mikel, Ioseba o Jon andaban por allí también. En estas se acerca el camarero y al ver a unos críos sudorosos nos pide por favor que nos vayamos. ¨Venga chiquillos que aquí sólo os podéis sentar si vais a consumir algo¨. Con su típica agilidad mental, va Oli y le contesta. ¨Pues tráeme un vaso de agua del grifo¨. Rompimos todos a reír, él con esas carcajadas suyas tan características y contagiosas, y la contestación del camarero me la ahorro. Baste decir que no duramos mucho más tiempo allí.

A Oli le gustaba poco estudiar, y mucho estar por la calle con sus colegas y jugar al fútbol. Tenía una buena zurda y era bastante habilidoso con el balón. Compartimos equipo en los alevines del Idoya, el infantil del Salvat y, nuevamente, en el juvenil del conjunto de nuestro pueblo. Ángel, nuestro entrenador en alevines, también se reía mucho con Oli. Una vez, cansado ya de calentar, volvió al banquillo desde la banda y le dijo al entrenador: ¨Yo ya estoy caliente¨. Ángel no pudo sino darle entrada. Recuerdo siendo unos críos también las migas de pastor que nos preparaba su padre, José, antes de ir a los partidos con el Estella. Y cómo con apenas 13 o 14 años Oli se ponía al volante de la furgoneta, con su padre de copiloto y yo en la parte de atrás, y por caminos de parcelaria íbamos a jugar los domingos por la mañana a Lodosa, Sesma o Los Arcos. 

Aquéllos fueron sin duda sus mejores años. Clases de inglés los viernes por la tarde en las escuelas viejas con Salvador, a dedo a Villatuerta a ver las vacas por San Veremundo, fines de semana de huevo y alemana en la iglesia arriba... Recuerdos de niñez y primera juventud que son los que me llevo de Oli. Ayer me enteré que había fallecido, y aunque en los últimos años cada vez coincidimos menos, no pude sino sentir mucha pena y notar que con él se iba un pedazo de mi infancia. DEP Oli.


domingo, 18 de mayo de 2014

El roncar del francés

Tumbado en la cama de al lado, con el antebrazo derecho sobre la frente y embutido en su saco de dormir verde, el joven francés ronca con aparente felicidad. Ahora más fuerte, con ímpetu, vigoroso, ¡un estruendo! El sonido de su profunda respiración en esta alcoba del 120 de Charles Street, en Perth, Western Australia, es molesto, pero no quiero escaparme del edredón en esta fría madrugada y me procura extraña compañía. 

La rueca ruidosa de sus inhalaciones y exhalaciones -que ahora parecen calmarse- como metáfora del transcurso del tiempo. ¿Tanto tiempo para qué? Igual que estos ocho meses de silencio en los que no me he dignado a aparecer por aquí. Drama ninguno para nadie excepto para uno mismo, quien pierde brillo en su tecleo al abandonar la escritura en su idioma.  ¿Por qué se pierden las ganas de escribir? ¿No hay nada interesante que aportar? ¿Mejor callar a veces que llenar discursos con banalidades? Disculpas para acólitos que siguen visitando la bitácora y preguntando por su desamparo -sólo familiares y algún amigo- y propósito de mejora y abandono de desidia. 

En todo este tiempo si algo me ha faltado ha sido vuestra presencia y ése cariño cercano que sólo quien comparte espacio físico y temporal puede brindar. Andamos lejos y la economía del inmigrante no da para volver de fin de semana. Y así más de un año sin abrazar a un hermano, sin recibir una recriminación seguida de una palmada en el hombro de un padre, sin ver frente a frente la sonrisa de una madre cuando le dices que hoy sí vas con ella al cine, sin hacer feliz a una abuela únicamente por devorar sus manjares o sin estar al lado de un amigo que pelea contra el cáncer. Son los caros peajes de quien viaja por estancias prolongadas. Nadie nos obligó a venir, nadie nos fuerza a quedarnos, no hay quien nos impida volver mañana. Los ronquidos volverán a llenar habitaciones en Niza y en Oteiza una vez hayamos cumplido nuestros propósitos y caminado lo suficiente. Confío en que volveré a abrazar al  para entonces licenciado Íñigo, seguiré escuchando al más sabio y ya jubilado Román, veré todas las películas con María Luisa, se me caerá el paladar al suelo con cualquier guiso de Carmen y a Iker y a mí todavía nos quedarán muchos buenos ratos con nuestros amigos del Código. El venir, el estar, el continuar, el planear el viaje más allá de Australia, como escribir o no, son decisiones personales y motivadas. Se os echa de menos, se os quiere y mañana, si queréis, hablamos de Osasuna en Primera.




lunes, 2 de septiembre de 2013

Perth: new life


Tres meses largos han transcurrido ya desde que el 11 de mayo aterrizase en Perth, la capital de Western Australia, y hoy, lunes 2 de septiembre, parece buena fecha para hacer balance de este tiempo vivido al otro lado del mundo. Lo primero, decir GRACIAS a toda la gente que ha hecho posible este viaje y a todos los que han formado parte de esta imborrable experiencia. Una más en el camino tras México, Malta, EEUU, México de nuevo y Barcelona. ¿Qué vendrá después? ¿Quién sabe? Eso es lo bonito de la vida: vivirla, y el viaje. Porque el mañana llega pronto hemos de disfrutar intensamente del momento, del lugar y de la gente que nos rodea hoy. Vamos a comenzar por lo realmente importante, lo perenne. Como siempre, nada de esto hubiese sido posible sin la ayuda de mi familia. A veces resulta complicado vivir durante tanto tiempo alejado de la gente que quieres y te quiere, pero hoy la tecnología nos ayuda a salvar las distancias. El mail y el skype se alían para transformar en cercanía la distancia. Íñigo, María Luisa y Román, y también la abuela Carmen, todos los tíos, primos, Mari Jose, Ricardo... gracias por estar siempre ahí cuando se os necesita. Sois el mejor regalo y espero volver a casa en el futuro para disfrutar de vuestra compañía, reñir, reír, llorar, crecer y volver a vivir el día a día a vuestro lado. 


Qué decir de mis amigos. Iván, Morentin, Mikel, Ioseba, Iker, Jon, Julen... También siempre presentes. El grupo kodiguero del 'guasap' me da la vida, me hace reír y me permite sentiros bien cerca. Esos audios que nos enviamos llenan momentos concretos de felicidad total, nostalgia pasajera y me hacen sentir el valor inmenso de la verdadera amistad. Y junto a los de Oteiza, los de siempre, los de toda la vida, los que se van sumando en el transcurso. H, Pina, Txou, Delos, Arilla y tantos y tantos otros buenos amigos que nos va brindando la vida. Mentiría si dijera que no extraño pasar el verano, mi invierno aquí, de aquél lado. Sanfermines, fiestas de Estella, de Oteiza, de Los Arcos, esas escapadas a Ondarroa, un paseo por Urbasa, una subida a Montejurra, una rodada en bici por los caminos de la solana, un chapuzón en la piscina, unos zuritos en la soci, unas cañas en el Out, una vuelta por la Bardena, un paseo por Opacua... Hay tiempo para todo y para todos. Pequeños grandes placeres. Se os echa de menos a todos y cada uno, pero estoy seguro que volveremos también a encontrarnos y brindaremos juntos por lo vivido y lo que nos queda por delante. Un gran olé por vosotros. Se os quiere, se os echa de menos...


Con este bagaje, con este tesoro, llegamos hasta Australia, hasta Perth, hasta Scarborough, hasta Lexis, hasta la Student House. Esa casa en la que cada semana llegan y se van japoneses, koreanos, suizos, portugueses o brasileños. Ricardo, Paola, Marc, Ben, Lucy, Julia, Smith, Key... Una casa que ya siento como un hogar. En este momento, desde hace unas cuantas semanas, ya soy el más 'viejo' de estas paredes. Es un placer guialos cuando llegan y un pequeño vacío decirles adiós cuando se marchan. Ya formáis parte del imaginario de este viaje. Juntos hemos vivido momentos de todo tipo, compartido estudios y disfrutado de esta ciudad, sus gentes y lugares. Permaneceréis en mi retina para siempre. Hay quien disfruta del viaje consumiendo fotografías y lugares turísticos. Para mí Australia y Perth sois vosotros. No necesito fotos delante de la ópera de Sidney ni visitar los lugares más emblemáticos de esta gran isla. Me bastará con recordar vuestros gestos, nuestras charlas y cada una de vuestras sonrisas. Sois únicos. Gracias por cruzaos en mi vida. 


Los 'neighbours'. Tom, el fontanero; Zach, veterano de la guerra de Afganistán con 23 años; Luke, ese rubio que pone dinamita en las minas que rodean la ciudad; y Steve, el mecánico. Qué grandes tipos. Gracias por recibirme siempre con los brazos abiertos en vuestra casa. Esa escalera para que pueda saltar la valla dice más de lo que sus escalones pueden hablar. Recita hospitalidad y emana humanidad y cortesía. Fuisteis auténticos desde el primer día y lo seguís siendo. Sois mi verdadera conexión con la Australia más real. Vuestra amistad es uno de los grandes tesoros que me llevaré de vuelta el día que regrese a mi pueblo. Empezasteis murmurando en una jerga incomprensible pero ahora me basta con mirar vuestra cara para saber qué es lo que queréis decirme. Me hacéis sentir parte de vuestro grupo de amigos y eso para mí guarda un valor incalculable. Siempre seréis bien recibidos si os decidís a emprender un viaje por aquellos lares. Tengo la sensación de que unos sanfermines nos esperan. Cambiaremos la budweiser por el kalimotxo y la sangría, y seremos tan felices como lo somos ahora. 

Y, por último, pero no lo menos importante ni mucho menos, Manami Kudo. Esta japonesa con la que comparto buena parte de mi tiempo libre. Sí, yo sé, ya me vale, que después de una mexicana y una colombiana llegue una japonesa ya parece un chiste, pero qué le vamos a hacer. Me tiene : ) Su sencillez, su humanidad, su saber estar, su mano en la cocina, la manera tan especial que tiene de tratarme... Vamos, que estoy muy agusto y feliz con ella. Uno de los grandes tesoros de esta nueva vida. No sé adónde nos llevará el futuro, probablemente a mí hasta Oteiza y a ella hasta Nagoya, pero que nos quiten lo bailao. Yo me centro en disfrutar el día a día con ella aquí en nuestra casa y si soy feliz hoy es todo cuanto puedo pedirle a la vida. Manami, tú me ayudas a ser feliz y mejor cada día, y por eso siempre te estaré muy agradecido. Un beso sweetie!

Ah, y también tengo tiempo para estudiar y trabajar ; ) Gracias a todos mis profesores y compañeros de Lexis y a mis colegas de Zapatas Mexican Latino Restaurant. También allí me siento como en casa.

Volveremos. Ser buenos hasta entonces. O mejor, ser rabiosamente felices. Se os quiere. Gracias a todos por todo, espero que la espera haya merecido la pena. Besos!





miércoles, 27 de marzo de 2013

Codex




Letra

Sleight of hand
Jump off the end
Into a clear lake
No one around

Just dragonflies
Fantasised
No one gets hurt
You’ve done nothing wrong

Slide your hand
Jump off the end
The water’s clear
And innocent
The water’s clear
And innocent

Traducción

Truco de manos.
Salta hasta el final,
dentro de un lago transparente,
sin nadie alrededor.

Sólo libélulas
fantaseadas.
Nadie es herido,
no hay nada malo.

Desliza tu mano.
Salta hasta el final
El agua es cristalina
e inocente.
El agua es cristalina
e inocente.